jueves, 28 de julio de 2011

Las noticias del Jueves.

Dos noticias acaparan mi atención esta noche. La primera, es lo que viene para Veracruz en los próximos días con el nuevo grupo autodenominado “Matazetas”, un video anuncia su creación presentándose en él, a los integrantes, armados y encapuchados.
Según la información que proporcionan en el video, el grupo pertenece al cartel de Jalisco nueva generación. Son los <Robin Hood> de Veracruz y en los próximos días empezaremos a ver su destreza  en este territorio.

La segunda noticia me causa tristeza y quizás, algo de molestia por la impotencia: La muerte de “Carlos”, un joven de 15 años que pertenecía al grupo de “casa de amor para niños con cáncer” de Coatzacoalcos.
Perdió la batalla. Me han informado en un mensaje de texto a las diez de la noche de un jueves “común”.
Carlos fue desahuciado en enero de este año, en el hospital de cancerología de Xalapa.
Empezó a comportarse diferente precisamente en enero. Se acercó más a la casa de amor. Su familia es numerosa y de escasos recursos, porque decir "pobre" lastima todavía más. Conoció las hamburguesas gracias a que se quedó por unos días en casa de amor.
En enero, algo raro se percibía en sus ojos, no había brillo en ellos, se notaba cansado, y traía algo de dolores. Se realizó la biometría de rutina para saber si algo aldaba mal. La noticia fue devastadora: 90 % de células cancerígenas.
Gloria Santos Navarro y "Carlitos" en casa de amor
Inmediatamente se trasladó a la ciudad de Xalapa para verificar como seguiría el tratamiento, probaron una fuerte re-inducción y lograron bajar el porcentaje, pero no fue suficiente, “es mejor morir en el pueblo” habrían dicho los doctores.
Y así fue. En este gran misterio de la vida, Carlos está del otro lado.
La última vez que lo vi, fue hace un mes  en Casa de amor, un domingo repleto de visitas. Ese día había ido por la computadora que la licenciada Gloria le prometió. Contamos chistes, cuentos e historias a los niños más pequeños y el estaba ahí, atento a la diversión.
Lo que me sorprendía era su temple, su confianza y su gran fe a la vida. Nunca me atreví a preguntarle que pensaba porque no fue necesario, el me lo contó. Las conversaciones con la licenciada Gloria eran tan naturales que me daba cierto temor,  la facilidad con la que hablaba o asimilaba la muerte era para mí muy  sorprendente.
—Carlos tu sabes lo que va a pasar, -le decía la licenciada Gloria.
Y jamás lo vi flaquear. Lo aceptó siempre con gran valor y fe.
Entonces yo daba mentalmente dos pasos al frente y me hacia la pregunta que esta noche les  hago a ustedes, mis amigos. ¿Conocen a alguien que no sepa  que va a morir? Si lo conocen, pónganlo al tanto.
Un fuerte abrazo, como siempre, queridos amigos.

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