domingo, 28 de agosto de 2011

Mi abuelita

Fui su favorito. Lo sé, lo supe siempre.  Tuvimos tantas cosas en común. Teníamos un lenguaje único.  Es curiosa esta parte de la vida. Se fue el primer día de noviembre y yo vine un  último.
Mi abuela, a quien quise y quiero diferente.
Padeció de austeridad pero no bastó para ser infeliz. Fue linda mi abuela. En los últimos años estuvo a bordo de una silla de ruedas, fueron difíciles, es cierto, para ella y para todos, pero los aguantó con dignidad.
Me gustaba indagar en su inocencia, preguntarle qué pensaba de las cosas…  y en más de una ocasión me dejó con la boca abierta.   
En una tarde de verano, mientras ella veía la televisión, le dije
 —Abuela, yo voy a ser famoso y saldré en la televisión.
Ha soltado una carcajada interminable que finalmente me contagió...
Era linda mi abuela. Se fue el 1 de noviembre del año pasado a las 6 de la mañana, en presencia de sus 5 hijas y los nietos que tuvimos la dicha de su último suspiro.
Nadie planea estas cosas; pero, no hay miedo de muertos cuando son los tuyos. Le tomé la mano izquierda y lloré. Estaba fría, parecía dormida en la cama nueva. Abuela, abuelita es tu cama, tu cama nueva, es tuya, es para ti.
La vida se entiende así de repente. —Lo conoces mami? Conoces quién es? –le dijo mi madre cuando llegué. Se quedo quieta un rato, me vio con ojos moribundos. Asintió con la cabeza, —es Yabín –dijo.
 Se apagó como la luz de una veladora. Y allá arriba, en el perfecto firmamento, en algún lugar de gente buena, está mi abuela brillando para todos. Te quiero mi dulce y tierna Aurelia.  Feliz día.

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